Hipertensión y enfermedades del corazón
Sobrepeso, obesidad y resistencia a la insulina
El sodio presente en las carnes procesadas es uno de los principales factores que elevan la presión arterial. Un exceso de sodio provoca que el organismo retenga más líquidos, lo que aumenta el volumen sanguíneo y, en consecuencia, la presión dentro de los vasos sanguíneos. Esto sobrecarga el corazón y puede dañar las arterias con el tiempo, favoreciendo la aparición de hipertensión arterial, arteriosclerosis, infartos y accidentes cerebrovasculares. Estudios muestran que quienes consumen carnes procesadas más de tres veces por semana tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Las carnes procesadas son alimentos densos en calorías y grasas saturadas, lo que favorece la acumulación de grasa corporal cuando se consumen con frecuencia. Este exceso de tejido adiposo no solo afecta el peso, sino que también contribuye a la resistencia a la insulina, un estado en el que el cuerpo no utiliza adecuadamente la glucosa, elevando el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. La combinación de sobrepeso, colesterol elevado y presión alta genera un círculo de riesgo que puede derivar en múltiples complicaciones metabólicas y cardiovasculares.

